Todos hemos vivido experiencias o situaciones que no nos han salido como esperábamos, que no se han dado como a nosotros nos hubiera gustado, unas que simplemente nos contrarían y otras más serias que tienen un mayor impacto en nuestras vidas.
Ante estas circunstancias, es importante recordar que siempre vamos a tener la oportunidad de elegir bajo qué punto de vista las queremos situar y, en base a nuestra elección, podremos encontrar más o menos opciones.
Con la técnica del reencuadre, la PNL nos enseña a encarar estas situaciones que consideramos adversas desde una perspectiva diferente, poniendo atención en los aspectos positivos que podemos encontrar como consecuencia de cada una de ellas.
¿A qué llamamos reencuadre en PNL?
El reencuadre consiste en realizar un cambio en la interpretación de la situación que estamos contemplando, encuadrándola de otra manera, lo que nos permite obtener un significado diferente de la misma.
Esto nos da la opción, incluso, de llegar a estar agradecidos por aquello que ha ocurrido, al utilizarlo para encontrar nuevas oportunidades.
Podemos realizar reencuadre tanto del contenido como del contexto en el que ocurre esa situación, cambiando en ambas ocasiones su significado.
Con ello, tanto nuestro estado emocional como nuestras conductas y hábitos se modifican y, de esta manera, ampliamos nuestras posibilidades.
Cada acontecimiento traerá siempre de la mano un aprendizaje o una oportunidad para realizar un cambio que nos llevará, sin duda, a dar un paso más en nuestra mejora y crecimiento personal.
Conseguimos hacer un buen reencuadre al resaltar la parte positiva de una situación, haciendo énfasis en sus beneficios y aprendizajes, de manera que podremos cambiar los significados traumáticos que nos hacen daño.
No se trata de mirar para otro lado ni de negar lo que ha pasado y decir, sin más, que todo está bien, porque eso sería una forma de engañarnos que no serviría para nada.
Pero lo cierto es que, dándole un nuevo enfoque a esa situación, la carga emocional que nos ha producido se neutraliza y nos lleva a un estado de ánimo mucho más positivo, ayudándonos a poner el foco en lo que queremos conseguir, acercándonos a nuestro objetivo.
Por tanto, podemos preguntarnos qué otra lectura podemos darle a eso que ha ocurrido o cuál es la intención positiva de una determinada acción.
A nivel personal, la práctica del reencuadre me ha aportado grandes beneficios. Es cierto que, al principio, me supuso un esfuerzo conseguir vencer la inercia de mi forma habitual de pensar, pues tendía a instalarme en los perjuicios que cada situación me traía, “regodeándome” de manera totalmente inconsciente en una posición de víctima.
Sin embargo, puedo asegurar que es solamente cuestión de práctica y que, a posteriori, va a enriquecer muchísimo nuestras vidas.
¿De qué manera podemos poner en práctica la técnica del reencuadre?
Cada vez que ocurre una situación, de manera inmediata hacemos una interpretación de la misma, utilizando los filtros de nuestro mapa mental.
Para reencuadrarla, busquemos al menos 3 significados diferentes además del que hemos otorgado en un principio, aumentando así las oportunidades.
Es cierto que muchas veces nos cuesta encontrar otros significados distintos al que le hemos dado inicialmente, otros PARA QUÉ de esa circunstancia justo en ese momento.
Para poder integrar esta manera de recalificar las situaciones de una manera ágil, personalmente me ha ayudado mucho comenzar revisando situaciones pasadas, ya que, desde la perspectiva diferente que nos aporta el paso de tiempo, me ha resultado más sencillo contemplar las consecuencias que llegaron de la mano de eso que consideraba una desgracia.
Se trata de abrir nuevas opciones al mapa de nuestra realidad y, al cambiar el enfoque, nos vamos a sentir mucho más agradecidos y felices.
Un ejemplo de ello es que, ante la circunstancia de una enfermedad que ha limitado mucho mi vida, he podido reencuadrar esta situación y encontrar varios significados diferentes que me han permitido considerar y estar convencida de todo lo bueno que la ha acompañado, como por ejemplo, se ha puesto de manifiesto el amor y la unidad en la familia, me ha servido para trabajar la aceptación de las situaciones que nos sobrevienen y revisar mi actitud con respecto a ellas y también esta experiencia me ha proporcionado un aprendizaje que voy a poder compartir para ayudar a otras personas que se encuentran en una situación similar.
Esto no resta importancia a la valoración inicial de que he sentido mi vida muy limitada, sin embargo, los aspectos positivos que me ha aportado compensan con creces mi sentir desde lo que es importante para mí en base a mi escala de valores.
Sin hacer este reencuadre, me quedaría instalada en el pesar en lugar de sentir la gratitud que siento ahora.
Una vez que he ido adquiriendo habilidad en reencuadrar las situaciones pasadas, he podido ir poniéndolo poco a poco en práctica con otras situaciones según me están ocurriendo, permitiéndome de esta manera reducir el estrés que me genera en ese momento concreto.
Concluyendo…
Somos responsables activos del significado que otorgamos a lo que nos ocurre, por tanto, trabajemos a nuestro favor incrementando nuestras opciones y encontrando la bendición oculta que cada situación nos ofrece.
Escrito por: Elena Albert