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APRENDER A DESPEDIRSE

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A todos, en algún momento de nuestras vidas, nos ha tocado despedirnos. Nos hemos despedido de alguien, de algo, una situación, una relación, un lugar, etc. Cuando salimos de un comercio, o un local, cuando salimos por el portal y nos encontramos con un vecino, cuando termina la comida familiar, o el café con amigos, e, incluso, nos hemos podido llegar a despedir de un trabajo. Pues, como seguro que ya os habéis dado cuenta, ¡¡ya estamos en diciembre!! , último mes de este 2016 y toca volver a despedirse de todo aquello que hemos vivido en este irrepetible año.

Para aprender cómo despedirnos de una manera más sana para con nosotros mismos y nuestro entorno, primero hay que entender el concepto de la despedida. Cada despedida es concebida como la muerte de una etapa, un proceso de duelo en el que se pasan diferentes etapas hasta llegar a asumir la pérdida en cuestión.

Si puedo cargar sobre mis espaldas el peso del dolor, del sufrimiento y de la muerte, podré encontrar el último sentido que la vida puede ofrecer: asumir un destino que no puede evitarse” (Viktor Frankl)

 

Normalmente, todo proceso de pérdida, de despedida, está asociado  al concepto de “apego” (Aprecio o inclinación especial por algo o alguien, Def. Rae) Permitidme que comparta con vosotros algún ejemplo personal. Cuando en el pasado he tomado la decisión de dejar una relación de pareja, un trabajo, o la casa en la que viví mis primeros 20 años de vida, sentí mucho miedo, sí. Es una emoción inevitable, pues en mi caso, además, dejaba ciertas cosas que me daban estabilidad (afecto, dinero, etc.) Claro que me costó mucho tomar esas decisiones, ¡a quién no!. Para ello, algunas de las cosas que me ayudaron fueron:

  • Poner las cosas en una balanza (pros y contras)
  • Sopesar bien las posibles consecuencias de aquello que estaba a punto de hacer (asumiendo la responsabilidad de mis propios actos)
  • Hablar con amigas y personas de confianza (me hacía sentir más aliviada, sin tanta carga sobre mis hombros)
  • Escuchar música (me aliviaba bastante, tanto para desahogarme, como para animarme algo)
  • Escribir en mi diario (y releer lo que había escrito sobre el tema en el pasado)

Y tras cada despedida nace un cambio. Lo único cierto en la vida es que nacemos y morimos. En medio, hay muchas montañas rusas de constante cambio. El cómo te tomes ese viaje, depende de ti. Ni más ni menos.

Pasemos a la acción. Como os decía antes, ya es diciembre de 2016. Acaba el año. Y la propuesta que quiero ofreceros con este post es que vayáis haciendo una recopilación de aquellas cosas, sucesos, momentos, que os hayan pasado este año que acaba y de lo que queréis despediros. Podéis hacer una lista, o, si lo preferís, haced un dibujo que represente aquello a lo que vais a decir “adiós”.

Seleccionad en una columna todas las cosas que tengan connotaciones negativas y en otra columna, las positivas. Recortad por la mitad dejando a un lado (por ahora) la lista de lo positivo. Y hacéis lo mismo con lo negativo. Coged la lista “negativa”. Una vez que tengáis claro que os vais a despedir de todo eso, os sugiero varias formas para que lo consigáis; podéis elegir la que más os convenga y con la que os sintáis más cómodos, que vaya bien con vosotros:

  • Elegid un sitio seguro y quemáis el papel. Las cenizas podéis enterrarlas en el campo, tirarlas a la basura, lanzarlas al aire… Lo que se os ocurra.
  • Podéis trocear el papel y meter esos trocitos en un globo para lanzarlo al aire.
  • Otra opción es subir una ladera, o ascender al pico de una montaña (tampoco tiene que ser muy alta), pero que os suponga cierto esfuerzo y una vez arriba, coger aire llenando los pulmones y gritar a pleno pulmón (aseguraos antes de que estáis solos, no es plan de asustar a algún escalador o persona que pueda estar cerca, jejeje!!) “¡Adiós … (lo que corresponda)!”, mientras arrugas el papel, por ejemplo.

Son distintas opciones simbólicas, claro. Pero que pueden ayudar a aliviar ese sufrimiento o peso.

Para finalizar, cogéis la lista de “lo positivo” y lo enlazáis con aquellos propósitos que os habéis marcado para el 2017. Es decir, una vez que os habéis despedido, vamos a dar la bienvenida al nuevo año y a todo lo bueno que nos espera en muy pocos días. ¡¡FELIZ 2017!!