Después de dejarte bien clarito qué es el coaching nos veíamos casi en la obligación de dar respuesta a dos preguntas que seguro que te planteas en torno a la disciplina: para qué sirve o en qué ayuda el coaching y quién puede beneficiarse de él.
Casi te podríamos resolver la duda de un plumazo: sirve para resolver problemas y vale para todo el mundo. Y con esto y un bizcocho, ya estaría.
Pero en honor a la verdad, aunque es una afirmación correcta, no estaríamos siendo del todo precisos porque ni resuelve todos los problemas habidos y por haber, ni todas las personas en la faz de la Tierra están preparadas para someterse a un proceso de coaching.
Así que nada de chapar el chiringuito. Te vamos a detallar mejor a continuación para qué puede servirte someterte a un proceso de coaching y qué personas pueden beneficiarse de ello.
Para qué sirve el coaching
Lo que hemos comentado anteriormente sobre que sirve para resolver problemas es una verdad a medias. A ver, todos todos los problemas del mundo no se pueden resolver con coaching. Ojalá que se pudiera y con ello se acabaran las guerras y el hambre en el mundo, pero por desgracia los coaches no tienen ese superpoder.
En concreto, el coaching sirve para ayudar a las personas (y también a las empresas) a resolver SUS problemas.Y por problemas nos referimos a situaciones o estados que incomodan, molestan, interfieren en la vida y que les impiden alcanzar la plenitud personal y laboral. Problemas específicos en un momento puntual y que no son problemas de salud mental como depresión, ansiedad, insomnio o fobias. Estos últimos, como siempre decimos los coaches de verdad, son terreno de psicólogos y psiquiatras.
En ese proceso de resolución de problemas concretos y puntuales, la persona no solo entiende que está en ella misma y no en nadie más la solución a ese problema, sino que en ese camino que está andando para resolverlo está dando también pasos para llegar a ser mejor en muchos otros aspectos.
Es decir, en el proceso de coaching con el que se quiere lograr un objetivo delimitado (la resolución del problema) surgen paralelamente retos que desarrollan la capacidad de análisis del coachee y la gestión de su motivación, lo que le otorgan al final unas habilidades que se quedarán con él de por vida y serán un plus a añadir a la ‘alegría’ de haber conseguir la meta marcada.
Vale, lo pillo, pero, ¿me puedes poner ejemplos concretos para los que se puede recurrir a un proceso de coaching? Sí, claro. La lista podría ser tan infinita como los tipos de conflictos que puede tener una empresa o una persona, pero te ponemos algunos ejemplos.
Casos en los que una persona recurre al coaching en el plano personal
- Desea ser más extrovertida.
- Quiere saber decir NO y poner límites sin confrontaciones.
- Su relación de pareja está en un punto muerto y no sabe resolverlo.
- No consigue establecer un hábito saludable (dejar de fumar, comer mejor, hacer deporte).
- Quiere cambiar de estudios pero no se atreve.
- Le gustaría organizarse mejor y aprender a priorizar.
Casos en los que una persona recurre al coaching en el plano laboral
- Desea cambiar de empleo pero no sabe si debe dar el paso.
- Cuando tiene sobrecarga de trabajo y no sabe gestionarla.
- Siente insatisfacción por las relaciones con sus compañeros o jefes.
- Quiere mejorar su liderazgo o la comunicación en el entorno laboral.
Casos en los que una empresa puede recurrir al coaching
- Desea desarrollar estrategias de trabajo en grupo efectivas
- Quiere mejorar la gestión de la motivación de sus empleados.
- Busca mejorar las relaciones entre departamentos y entre trabajadores.
- Le gustaría gestionar de forma más eficiente los recursos de los que dispone.
- Desea mejorar el liderazgo de altos directivos o mandos intermedios.
El coaching sirve, por tanto, para que las personas alcancen el lugar o estado en el que querrían estar mediante el análisis y el cambio de varias “cosas”: ya sea comportamientos, ya sean capacidades, creencias, valores y, si nos ponemos exquisitos, incluso su identidad. Fuerte, ¿verdad? Pues precisamente esto nos conecta con el siguiente punto del artículo que es el de para quién es el coaching. Solo los que estén realmente dispuestos a enfrentarse a esas ‘cosas’ serán los que estarán realmente capacitados para recibir coaching.
Para quién sirve el coaching
Cualquier persona, pero CUALQUIER PERSONA, puede someterse a un proceso de coaching partiendo de la idea general que hemos explicado antes de que todos nos enfrentamos a dilemas y problemas a lo largo de nuestra existencia.
La clave aquí está en que igual no todos quieren resolverlos. Pero, vamos a ver, ¿cómo no va a querer alguien resolver un problema que le limita en su vida? Pues lo que parece algo lógico, es una realidad. Ya no es que la persona no quiera resolver su situación, sino que no está preparado para solventarla en ese momento.
Como hemos dicho ya hasta la saciedad, en un proceso de coaching el coach no te dice cómo alcanzar tu meta y adiós muy buenas. Él te ayuda a que te des cuenta de cómo puedes llegar a ella tú mismo y para ello el coachee debe implicarse, hacer y, sobre todo, saber que su realidad se va a llevar unas cuantas sacudidas que tiene que ser capaz de resistir. Y a todo eso no hay tantos dispuestos.
Cómo saber quién está preparado para someterse a un proceso de coaching
Podemos decir que existen una serie de premisas que el coachee debe cumplir para poder decir que sí, que es apto para enfrentarse al reto de un proceso de coaching:
Mente abierta
La persona debe poseer una actitud curiosa en el proceso de coaching y acudir a él con muchas ganas de aprender.
Ser inconformista
Se van a poner sobre el tapete de juego todas sus cartas (creencias, valores, actitudes, etc.) y se va a jugar con ellas buscando cambiarlas. Si la persona va con la idea de conformarse con lo que tiene, no está preparado para recibir coaching.
Comprometerse
El coach no te hace los deberes. Todo el proceso requiere del esfuerzo del coachee y si no está motivado o no sigue el plan de acción, no vale para nada que reciba coaching.
Ser paciente
Los cambios requieren tiempo, no se ven sus resultados de la noche a la mañana por lo que el que quiera participar en un proceso de coaching debe saber gestionar su frustración y ser consciente de que el camino es largo y más si se busca conseguir un éxito duradero.
¿Te ha quedado más claro para qué se puede recurrir a un proceso de coaching y quiénes están preparados para afrontarlo?
Si estás pensando en ser coach profesional estos dos puntos deberás tenerlos muy claros y en nuestra escuela de coaching, en sus distintas formaciones, nos encargamos de que así sea.