Es todo un acto de sabiduría aprender a reconocer esas limitaciones que todos tenemos y que gracias a esos límites, podemos avanzar y crecer. En el ámbito humano, la verdadera belleza surge de la imperfección.
¿Cómo puedes cambiar lo que no te gusta de ti?
1. En primer lugar, asume tu esencia y evita el autoengaño. Es decir, no te boicotees a ti mismo contándote mentiras. ¿Alguna vez te has dado cuenta de la cantidad de excusas que nos ponemos para no avanzar y no pasar a la acción? Una de las mayores excusas es la que surge de dejarlo todo para mañana.
2. En segundo lugar, valora las críticas constructivas de los demás porque aquellos que están a tu alrededor y que te conocen también pueden servirte de referencia para conocer tus puntos fuertes y tus áreas de mejora. ¡Anímate a salir de tu área de confort!
3. No vivas con sentimiento de culpa esos puntos que quieres cambiar. Utiliza mejor la responsabilidad porque como ser libre tienes de poder evolucionar y crecer como persona. Recuerda que el mapa no es el territorio.
4. Cierra los ojos y visualiza una imagen positiva de ti mismo en la que te des amor y te trates con cariño. Es importante realizar este ejercicio cuando sientas que estás siendo demasiado duro contigo mismo.
5. Elabora un plan de acción. Improvisar implica actuar a ciegas. Si vives tu día a día al compás de la improvisación lo más probable es que llegues a un punto en el que no quieres estar.
6. Empieza tus cambios poco a poco, concreta tus objetivos en un plan de acción.
7. Recuerda que solo puedes cambiar si tú quieres hacerlo. De nada sirve, por ejemplo, que tu pareja te diga todos los días que tienes que dejar de fumar si tú no quieres hacerlo.
8. Vive el cambio como algo positivo que te permite aprender y no quedarte estancado. La vida es un aprendizaje constante y cada día, adquieres nuevas experiencias y tienes nuevas ilusiones.
Imagen: Necesito de Todos
