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El desafío de ser íntegro. Por Maricarmen García Baptista

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De los retos más desafiantes, aunque realmente gratificante, que puede tener una persona en la actualidad es lograr incluir dentro de sus rasgos personales la integridad. Esta última se nos presenta como una característica que enlaza de forma lógica lo que nos da sustento internamente como individuos, lo que se manifiesta en nuestras acciones y lo que mostramos en nuestra realidad social; en otras palabras, que la persona sea congruente (Congruencia: conveniencia, coherencia, relación lógica. Fuente: RAE). Esta afirmación, a mi parecer, puede generar 3 interrogantes; por un lado saber ¿qué lo que nos da sustento internamente como individuos? (ser), ¿qué se manifiesta en nuestras acciones? (hacer); y por último, ¿cómo impactamos en nuestro entorno? (realidad social).

Empecemos con responder a la primera pregunta. ¿Qué es lo que nos da sustento internamente como individuos? El sustento interno como individuo lo conforman nuestros principios, valores, creencias, las habilidades que forman parte de nosotros, y en la base de todo esto encontramos, en lo más profundo de nuestra esencia, nuestra misión, nuestra motivación principal para estar vivos, lo que le da sentido a nuestra existencia. Todos estos, a su vez, deben ser congruentes entre sí; por ejemplo: mis valores deben estar en consonancia con mi misión, mis habilidades, mis creencias, y así debe ser la relación de todos con todos, consonancia en su máxima expresión.

Luego, ¿qué se manifiesta en nuestras acciones? Esto es, sencillamente, cómo son nuestros comportamientos y actitudes. Es lo que sale a la superficie, lo que puede reflejar o no lo que hay dentro de nosotros. Al final, es la manera que vamos a tener para llevar a cabo nuestros sueños, metas, planes, para cumplir esa misión por la que nos levantamos todos los días.

Cerramos con la pregunta: ¿cómo impactamos en nuestro entorno? Somos seres sociales y esta realidad suscita que nuestra presencia en el mundo tenga un impacto, que las demás personas nos conozcan, vivan experiencias con nosotros y puedan hacerse una idea de cómo somos y sepan qué nos da sustento como individuos.

Todo esto lo podríamos resumir en la suma de 2 aspectos: Congruencia entre lo que soy y lo que hago, me siento libre porque mi esencia se manifiesta en mi hacer; y la intención de mis actos es genuina y positiva, no me perjudica ni busca perjudicar a los demás, mi impacto en mi entorno es percibido como potenciador y auténtico. Si somos personas con esta exquisita combinación, desde mi humilde perspectiva, podremos decir que somos individuos realmente íntegros.

Maricarmen García Baptista