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Qué es el coaching

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Si hace apenas 40 años alguien te mencionaba la palabra coaching probablemente le mirarías con cara de ‘qué me estás contando’. Pero ahora se ve tanto, se menciona tanto, que lo raro es que alguien no haya oído o visto esa palabra alguna vez. 

¡Qué bien! Pensaréis muchos. Los que os dedicáis al coaching estaréis locos de contentos de que se hable tanto de ello. Pues sí y no. Sí que estamos contentos porque es verdad que cada vez se le da más el lugar y el reconocimiento que se merece; pero a la vez estamos cansados de que se use ya para casi todo y que eso implique que se emplee muchas veces mal.

Hemos pasado de que el coaching sea un término de entornos muy específicos a tener esa palabra hasta en la sopa. Parece que todo lo que lleva la palabra coaching es guay, mola y es sinónimo de éxito. Pero una cosa es usar la palabra en sí y otra muy distinta entender exactamente qué es o lo que implica. Y aquí está el quid de la cuestión. 

Poner en el perfil de LinkedIn ‘soy coach’ o ‘me dedico al coaching’ es muy fácil. Ahora bien, serlo, ser realmente un coach es mucho más que decirlo. Si te autodenominas coach y no te has formado profesionalmente en ello, eres un intruso, un vendehúmos que engañas a quien confía en ti y, lo peor de todo, que desacreditas la verdadera labor y profesión del coach. 

Con este artículo intentaremos poner luz sobre lo que realmente es el coaching. Esperamos contribuir con ello a aclarar conceptos y, lo más importante, dignificar y darle el valor que se merece.

Coaching

Qué NO es coaching

Vamos a empezar por lo importante: para determinar qué es el coaching hay que dejar claro lo que no es porque esto es lo que hace que muchos se líen. 

El coaching no es terapia: no se tratan patologías, ni enfermedades, ni se resuelven crisis de ansiedad ni se cura la depresión con sesiones de coaching. Esos son campos de los expertos en ese terreno, psicólogos y psiquiatras. 

Digamos que esos profesionales ahondan profundamente en problemas concretos trabajando el porqué y el coach se encarga más de ir tocando determinados problemas preguntándose más ¿y por qué no…?

Y la clave definitiva para diferenciar bien lo que hace un experto en salud mental y un coach es que el psicólogo y el psiquiatra tienen pacientes y los coaches, clientes. Así no hay quien se equivoque, ¿no? 

El coaching tampoco es consultoría. Un consultor es un especialista en una materia concreta, pongamos comunicación, finanzas, marketing, etc. y en este sentido ayuda a mejorar a la empresa o a un trabajador en ese terreno concreto. Algo muy similar al papel del mentor, que tampoco es coach, sino un experto en algo que ayuda a una persona concreta a desarrollarse en ese tema gracias a los conocimientos que el mentor en cuestión ya posee por sus años de experiencia. 

Y, por supuesto, el coach no es un motivador sin más. No te da frases de superación de sobrecitos de azúcar ni te da palmaditas en el hombro para reconfortarte. Ni mucho menos es un estafador que solo dice que todo va a ir genial y vas a ser una persona con éxito pero no te impide implicación. Si piensas que el coach hace todo mientras tú miras y asientes, está claro que no tienes ni idea de qué es el coaching. 

El coaching ofrece resultados medibles: las personas que recurren a él pasan de un punto A a un punto B mediante acciones realizadas por ellas mismas. Y en el momento que hay cambio y la persona lo experimenta no se puede decir que no hay resultados. Si el supuesto coach te habla y te habla, no te escucha, tú no haces nada, y lo único que cambia es el resultado de tu cuenta corriente, huye. Estás frente a un vendehúmos de manual y no un coach profesional.

Hombre con brazos en jarras mirando una pared pintada con letras A y B

De dónde viene el coaching

Vale, si no es todo eso, ¿qué es el coaching entonces? Espera un segundo que paremos en algo importante: de dónde viene, cuáles son las fuentes que lo convierten en lo que es. 

El coaching tiene como centro de todo a la persona. No trabaja con peras, ni coches, ni animales. Su razón de ser son los seres humanos y para poder tratarlos como se merece basa sus métodos, ideas y sabiduría en los conocimientos adquiridos de las ciencias humanísticas como son la filosofía o la antropología, así como de las ciencias del comportamiento y aprendizaje del ser humano como son la sociología, la psicología o la pedagogía.  

Por tanto, el coaching no es algo inventado sin más, sin base ni fundamento, que surgiera de la nada ideado por uno que se levantó una mañana y quería probar suerte con ‘algo nuevo’ en el mundo del desarrollo personal. 

El coaching nace de la puesta en práctica de muchos conocimientos vinculados al ser humano. Es como si de la pócima de una hechicera se tratara donde mezclándose todos los ingredientes (es decir, los conocimientos humanos), se obtuviera un elixir que transforma la vida de la persona que lo prueba. 

Pero esto no acaba aquí, amigos. Aunque su base es eminentemente humanística, hay una parte de la práctica del coaching que tiene como fuente el management, el business, el mundo de los negocios. De hecho, es en las empresas donde el coaching se hizo mayor y se hizo fuerte (lo entenderás mejor si te miras este artículo: Coaching Empresarial).

Si de las ciencias humanistas y del comportamiento el coaching ha aprendido a tratar en profundidad al ser humano, del mundo de los negocios y empresariales el coaching ha tomado la metodología, el realizar procesos medibles y que arrojen datos para que el proceso de desarrollo personal que implican las sesiones de coaching sean cuantificables y no meras quimeras. 

El coaching ha sabido aunar de forma casi mágica (recuerda la metáfora de la pócima) reflexión, autoconocimiento y cuestionamiento con acción, puesta en marcha y medición. Deja patente que aunque aún haya a quienes les cueste creerlo y se echen las manos a la cabeza, la parte emocional y la científica pueden ir de la mano y con ello se puede conseguir un potencial humano máximo. 

Teamwork

Definición de coaching

Y ahora sí, ha llegado el momento de explicar de una vez por todas qué es el coaching. ¿Os suena el dogma cristiano de la Santísima Trinidad? Pues para definir qué es el coaching vamos a tratarlo así: el coaching es uno que existe como tres. 

¿Pero qué me estás contando? A ver, que no cunda el pánico que verdad de la buena que esto es para poder entenderlo mejor. Lo que queremos explicar tomando como ejemplo lo del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es que a pesar de que ‘coaching’ es una sola palabra, normalmente hace referencia a 3 ideas o definiciones distintas

Definición 1: el coaching es una disciplina

El coaching es una disciplina, técnica o proceso de entrenamiento mediante el cual el coach guía al coachee mediante un profundo autoanálisis para alcanzar una meta u objetivo fijado. Primera definición. No ha sido tan difícil, ¿eh?


Además de ser un procedimiento concreto medible que da a lugar a una transformación o cambio en el cliente (insistimos, cliente, no paciente), conlleva un aprendizaje por parte de este para que cuando quiera marcarse nuevas metas las logre sin marear la perdiz ni inventarse excusas sin sentido.

Definición 2: el coaching es un arte

Aunque pueda parecer pretencioso, esta explicación sobre el coaching es la que más nos gusta a nosotros. De hecho, nuestro CEO, Enrique Jurado, siempre habla en estos términos cuando tiene que explicar qué es el coaching: es el arte de encontrar y gestionar los cambios necesarios para alcanzar nuestros objetivos, metas, deseos y sueños. 

En esta concepción del coaching cuando se habla de arte se va más allá de la parte material en la que nos imaginamos cuadros, esculturas, música o cine. Se habla de arte aquí pensando en una parte más interna del ser humano, su parte creativa, la que le permite diseñar su propia forma de ver y actuar ante la vida. 

Y puede que esta parte más artística y metafórica es la que confunda más a la gente a la hora de hablar de coaching. Pero también es la que creemos que entraña más verdad porque modelar la vida que uno quiere requiere de una habilidad artística que ni Picasso.

Definición 3: el coaching es una profesión

El coaching se reconoció como profesión oficial en 1995 con la creación de la International Coaching Federation (ICF). Una organización sin ánimo de lucro con la que dar respaldo profesional y ético a una labor que ya se estaba ejerciendo, pero que digamos que iba un poco por libre y, claro, eso no ayudaba mucho a tomarla en serio. 

Así que el coaching es también un ‘trabajo’, como ser fontanero, abogado o sexador de pollos:  algo a lo que uno puede dedicarse en la vida si se forma y obtiene sus certificaciones y sigue su código de buenas praxis. No, un coach no ha hecho un cursillo de media hora ni ha sido tocado por una luz celestial para hacer milagros entre la gente. Ojo con eso. 

¿Te valen estas 3 definiciones para ponerte un poco más en situación con respecto al Coaching? ¡Esperamos que sí!

Para nosotros, la tercera definición, la del coaching como profesión, es la que nos llena y nuestra razón de ser. De hecho, si quieres que el coaching sea también a lo que te dediques el resto de tu vida, no dudes en preguntar en nuestra Escuela de Coaching especializada en formar a coaches de calidad con sus certificaciones correspondientes.