En los últimos años, el desarrollo de la inteligencia emocional ha ganado terreno tanto a nivel colectivo como individual.
Cazadores de talentos que valoran habilidades sociales por delante de un expediente académico brillante, resiliencia a la hora de afrontar la situación derivada de la pandemia, asertividad para exponer las ideas con firmeza…
¿El motivo?
Las competencias emocionales son la pieza clave que te permite manejar con éxito las diferentes situaciones en tu día a día.
No en vano, te ayudan a regular tu estado de ánimo, a actuar «con cabeza», a persistir a pesar de las adversidades, a controlar impulsos o, entre otras cosas, a desarrollar la empatía; habilidad indispensable para un coach.
Sin embargo, la empatía no solo es aplicable con fines profesionales; de hecho, se hace imprescindible en la vida cotidiana.
Y es que la misma es primordial para mantener buenas relaciones y evitar conflictos en todos los ámbitos, pues te permite adaptarte a las circunstancias, actuar de la manera adecuada y tratar con respeto y sensibilidad a quienes te rodean.
Lo mejor de todo es que, al ser una competencia, se puede practicar y mejorar.
Pero ¿qué es la empatía y cómo trabajarla?
En la entrada te lo explicamos con detalle para que puedas desarrollar esta capacidad y con ello fortalecer tus conversaciones y relaciones.
¿Qué es la empatía?
La empatía es una competencia emocional social o interpersonal —pues afecta al modo en que te relacionas con los demás—, que alude a la capacidad para captar e interpretar los sentimientos, necesidades y preocupaciones de las personas con las que tratas.
Así pues, ésta te permite ver las cosas desde el punto de vista del otro y comprender a tus interlocutores y, por ende, transmitirles comprensión.
¿Cómo desarrollar y mejorar la empatía?
Como hemos comentado un poco más arriba, la empatía, al tratarse de una competencia, se puede trabajar y mejorar.
Pero antes de pasar a la acción, es necesario que hagas un ejercicio de autoconocimiento.
Saber gestionar tus propias emociones y sentimientos es la antesala para convertirte en una persona empática, ya que si no conoces lo que pasa en tu interior, será muy difícil que entiendas a otras personas.
Partiendo de esta base, el primer paso, y más importante, es ser consciente de que tanto los sentimientos como las necesidades o preocupaciones le pertenecen a la otra persona, no a ti.
Y es que, de hacerlos tuyos, no estarías poniendo en práctica la empatía, sino que caerías en el denominado contagio emocional. Lo mismo que si entras en sintonía con su estado anímico, ya que entonces la empatía daría paso a la simpatía.
Así pues, mantener una distancia psicológica y afectiva es necesario para empatizar. Solo de esta forma emplearás la razón y no te moverás por impulsos emocionales.
Mientras hablas con la otra persona y te cuenta su experiencia, escúchala con atención, interés y sin juzgarla. Pon foco en las causas o motivos por las que se encuentra en ese estado.
Si es necesario, pregunta y repite para cerciorarte de que la has entendido bien. Es fundamental para una buena comprensión.
Fijarte en su lenguaje no verbal también te ayudará a empatizar con ella. Sus gestos, expresiones, tono de voz… pueden darte una pista de cómo se siente.
Tener en cuenta todos estos aspectos te permitirá darle una respuesta adecuada y considerada. Además, estarás precavido ante su posible reacción tras escuchar tus palabras.
No obstante, el quid para mejorar la empatía pasa por ponerla en práctica.
Desarrollar una habilidad requiere de esfuerzo y tiempo. Así pues, entrénala siempre que puedas.
Y es que solo de esta forma lograrás tu objetivo: convertirte en una persona llena de empatía.
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