Cada día, por la noche, antes de irme a dormir, escribo unas pocas líneas en un cuaderno. Es algo así como un diario… un diario de logros y de emociones. Es un hábito que me ha sido de gran ayuda en distintas ocasiones. Por ejemplo, mientras luchaba por superar mi fobia social.

Lo había abandonado durante un tiempo, hasta que hace poco decidí retomarlo. Necesitaba algo de foco y de orden en mi vida, y sabía que ese hábito me ayudaría. Escribo cada día, sin excepción; ya que en el momento en el que haces una excepción al crear un hábito, corres el riesgo de echarlo a perder. Apenas cuatro o cinco líneas me bastan, no hace falta más. Lleva menos de cinco minutos (casi siempre menos de dos), así que la falta de tiempo, o la pereza, no son excusa. En esas pocas líneas procuro responder a dos preguntas: ¿cómo me he sentido hoy? Y ¿qué he hecho hoy para perseguir mi sueño?

¿Cómo me he sentido hoy?

La primera pregunta se refiere al estado de ánimo general del día. Es útil para mí para detectar cuando llevo un tiempo atascado en un sentimiento; si no me encuentro a gusto con lo que estoy haciendo, si no me hace feliz; o si me he apalancado en mi zona de confort durante mucho tiempo (estar bien es el mayor obstáculo para estar mejor). Al igual que en la metáfora de la rana hervida, es necesario ser consciente de los pequeños cambios de cada día, para no despertar un día, de repente, con un gran cambio en nuestra vida (a peor, se entiende).

¿Qué he hecho hoy para perseguir mi sueño?

La segunda pregunta, la que le da título a este post, es una pregunta muy poderosa para no dejarse llevar por las tareas del día a día. Porque dejarse llevar cargándose de cosas que no tienen nada que ver con tus objetivos es la mejor forma de aplazar lo que realmente quieres. Por pequeño que sea, cualquier paso que des en la dirección correcta te acercará a tu sueño.

Por el contrario, dispersarte, caminar sin rumbo o andar el camino de otros, te alejará más y más cada día de ese sueño. Por eso el diario que te propongo es una gran ayuda. No solo te ayuda a tomar conciencia al final de cada día de qué has hecho y cómo te has sentido. Tiene una función mucho más potente, ya que al ser un hábito que haces cada noche, al poco tiempo de iniciarlo te darás cuenta que a lo largo del día lo tendrás cada vez más presente. Y gracias a tenerlo presente evitarás a toda costa tener que escribir esa noche en el diario: “hoy no he hecho nada para perseguir mi sueño”. Porque sabrás que no te sentirás igual que cuando escribes algún paso, por pequeño que sea.

En este punto me gustaría hacer una pequeña aclaración: es probable que tomarte un día de descanso también sea perseguir tu sueño, no te estreses ;). Recuerda, de nuevo, que cada paso, por pequeño que sea, te hará estar más cerca de tu objetivo. Y el mantenimiento de la herramientas más valiosas que tienes, tu cuerpo y tu mente, es un gran paso, un paso muy necesario.

Y para terminar, me gustaría que respondieras a una pregunta. Hazlo ahora, por favor. Esta vez cambio el tiempo verbal: ¿qué vas a hacer hoy para perseguir tu sueño? ¿quizá comprar un cuaderno e iniciar un nuevo hábito? Me encantaría que me lo hicieras saber en los comentarios.

Diego Rueda.

Lifechange Coach especializado en ayudar a personas que quieren cambiar su estilo de vida para perseguir sus sueños.

www.diegorueda.es