Formación y cursos de Coaching

Soft skills: ¿cómo potenciar las habilidades blandas?

Compartir

«Se precisa empleado administrativo con buenas dotes comunicativas», «buscamos técnico socio-laboral con experiencia en dinamización de equipos» o «urge informático con iniciativa y motivación». En los últimos años, las soft skills  —‘habilidades blandas’— se han convertido en un requisito muy cotizado a la hora de realizar procesos de selección de personal.

Y es que, de cara a las empresas, ya de nada sirve contar con un expediente académico brillante: lo que ahora se demanda es un perfil que destaque por su inteligencia emocional.

No en vano, será ésta la que permita resolver problemas desde la calma, mantenerse motivado en caso de que corran malos tiempos o afrontar situaciones límite estresantes.

Pero las habilidades blandas no solo son importantes a la hora de optar a un puesto de trabajo, también lo son en el día a día. Además, si eres coach, se convierten en imprescindibles a la hora de dirigir con soltura y profesionalidad las sesiones.

Así pues, coge lápiz y papel, porque en la entrada te contamos cuáles son las habilidades blandas más demandadas y cómo las puedes trabajar en pro de mejorar tus oportunidades laborales y tu vida cotidiana.

¿Qué son las soft skills?

Traducido al español como ‘habilidades blandas’, las mismas abarcan diferentes competencias, características y comportamientos de una persona. A su vez, dentro de éstas se puede distinguir entre metodológicas, sociales y personales.

Habilidades metodológicas

Quizá las menos populares, son aquellas que ayudan a resolver tareas y problemas, así como a adquirir competencias y/o métodos necesarios para llevar a cabo una actividad.

Un ejemplo pueden ser la autodisciplina, la decisión o la tolerancia a la frustración.

Habilidades sociales

Permiten tratar con otras personas, de ahí que sean tan importantes en las relaciones interpersonales, pues determinan cómo de positivas se perciben éstas.

La asertividad, la empatía —en esta entrada te explicamos qué es y cómo mejorarla—, las competencias comunicativas y organizativas o la capacidad para trabajar en equipo son ejemplo de ello.

Habilidades personales

Relacionadas con el manejo interior que cada persona hace de sí misma en favor de alcanzar sus objetivos.

Aquí tienen cabida la automotivación, la flexibilidad, la gestión del tiempo, la ambición o la resiliencia —descubre en este post qué significa ser una persona resiliente—.

Por cierto, ¿en dónde radica su importancia?

En que tras las mismas se esconde el potencial de una persona y, por tanto, la base de su éxito.

¿Cuáles son las habilidades blandas más demandadas?

Como comentábamos al inicio de la entrada, son cada vez más las empresas que reclutan a sus candidatos en base a sus soft skills. Y es que, no en vano, esto repercutirá de forma más que positiva en el rendimiento de las mismas; algo que se verá plasmado en su facturación.

Así pues, las estadísticas revelan que las habilidades blandas más demandadas a la hora de acceder a un puesto de trabajo son: motivación, responsabilidad, habilidades comunicativas, trabajo en equipo, autogestión, gestión del tiempo, capacidad organizativa, visión crítica y resolución de conflictos.

Pero ¿qué beneficios reportan a título individual?

Pues que aquella persona que posea habilidades sabrá afrontar la vida con inteligencia emocional, es decir: gestionará y superará de forma correcta todos los obstáculos con los que se vaya encontrando y conseguirá cualquier cosa que se proponga.

¿Cómo potenciar las habilidades blandas?

A pesar de que las soft skills están estrechamente relacionadas con nuestro carácter y muchas de ellas se adquieren en la infancia y adolescencia, al tratarse de competencias las puedes adquirir y entrenar a cualquier edad.

Si bien la forma más rápida y efectiva de hacerlo es a través de un proceso de coaching o, en su defecto, participando en seminarios o talleres específicos sobre aquella habilidad que quieras potenciar, las mismas también se pueden ejercitar en el día a día. Eso sí, necesitarás de tiempo y perseverancia hasta crear el hábito.

El autoconocimiento es el primer paso para ello. Conocer tus fortalezas, cuáles son aquellas habilidades blandas que ya dominas y cuáles son las que te gustaría mejorar te ayudará a trazar el camino a seguir.

Como todo camino, éste debe conducir a un destino, de ahí que fijar una meta sea el siguiente punto.

Preguntarte para qué te gustaría trabajar esa habilidad te puede acercar a tu objetivo, así como ayudarte a no desistir en el proceso.

Una vez lo tengas todo identificado, ¡ponte en acción!

Aprovecha cualquier oportunidad, por pequeña que sea, para practicar esa competencia.

Una reunión de equipo, una charla de ascensor, mientras practicas deporte… Siempre es buen momento para escuchar de forma activa, eliminar la barrera de la timidez, superarte a ti mismo…

Y es que solo conseguirás experiencia a fuerza de práctica; por ello, como comentábamos unos párrafos más arriba, la perseverancia es fundamental.

Recuerda que la inteligencia emocional es la clave que necesitas para desenvolverte con soltura en todos los aspectos de tu vida. Entonces, ¿qué te supone invertir un poco de tiempo a cambio de la recompensa personal y profesional que obtendrás?

En todo caso, puedes acelerar el proceso haciendo clic aquí. ¿Cómo?

Gracias a las herramientas de gestión emocional que adquirirás y a las competencias y habilidades que desarrollarás en los cursos de nuestra Escuela de coaching.

El éxito te espera.