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Tomar la iniciativa en las relaciones

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Autor: Marian Frías

¿Te gusta tomar la iniciativa en tus relaciones?¿Que te impide tomar la iniciativa? ¿Sueles esperar a que otros tomen la iniciativa? ¿Qué ventajas y desventajas tiene tomar la incitativa? ¿ Y no tomarla, que ventajas y desventajas tiene?

Te animo a que te dediques un rato a contestarte a estas preguntas

Es habitual cuando empezamos a pensar o hablar de nuestras relaciones, encontrar como base del discurso general la queja en cómo se comportan los demás en nuestras relaciones. Solemos quejarnos bastante, de una manera explícita o implícita de los demás. Entre muchas cosas quejarnos de que los demás no nos demuestran su aprecio como nos gustaría, o que no hacen tal o cual cosa, que no son detallistas, que no nos llaman cuando esperamos. La coletilla final para justificar la queja, es que cada uno hubiera hecho las cosas de otra manera.

La realidad es que en muchos casos estas quejas podrían ser un reflejo de ellos mismos. Es decir, muchas personas se quedan esperando a que sean los otros los que hagan o propongan.

Los motivos de no tomar la iniciativa son muchos, la desgana y la pereza son grandes protagonistas, pero también es muy habitual el no tomar la iniciativa por miedo, por vergüenza, por pudor, porque no me atrevo. El miedo a no hacerlo bien, miedo a lo que el otro pueda pensar, incluso miedo al rechazo. Salta la idea de que es mejor no hacer nada que hacerlo mal.

Generalmente una actitud activa en nuestra vida en general y en nuestras relaciones por lo tanto también, suele ir acompañada de unas mejores garantías. Esperar nos lleva a desesperar y a exigir. La actitud de responsabilizarse con nuestros deseos, nos lleva a buscarlos y por lo tanto a que encontrarlos sea más posible.

En el sexo, es atractivo darnos la oportunidad de estar en el juego de seducir y ser seducido, ambas posiciones alimentan la relación. Si siempre es uno el que tiene que tomar la iniciativa puede resultar algo más cansado, aburrido e incluso frustrante.

Ponernos como tarea, y darnos el permiso para practicar y estar en ambos roles es una opción muy interesante y divertida. Disfrutar de los dos papeles: llevar y dejarse llevar. Seducir y ser seducido. Recibir y dar. En ese equilibrio esta el equilibrio de la relación.

Valora la tuya y reajusta. Todo irá mejor