¿Alguna vez has sentido que, aunque trabajas duro por conseguir algo y haces todo lo que deberías de hacer, te sale mal?
Llevas tiempo intentando hacer algo diferente; lo intentas, trabajas duro y al final te equivocas, no lo logras y no lo haces bien. Además, terminas haciendo las cosas en una forma en la que lo que consigues es sentirte mal por los resultados que obtienes. Y al verte otra vez en esa situación te dices a ti mismo «lo mío no tiene salvación».
Darte cuenta de que te hablas así es muy importante, ya que tú mismo te estás condenando a no tener salvación: Ese es el mensaje que le estás dando a tu cuerpo y a tu mente y que, definitivamente, causa una emoción que muy probablemente te lleve a volverlo a hacer de una forma inadecuada.
Hablarte así, ¿te está ayudando o te está limitando?
En PNL, a través del metamodelo del lenguaje nos podemos dar cuenta de cómo estamos hablando.
¿Qué es el metamodelo del lenguaje?
El metamodelo del lenguaje es un «mapa» que nos ayuda a reconocer la manera en que distintas personas utilizan su lenguaje para representar el mundo en el que viven. Así podemos considerar que el metamodelo incluye las distintas maneras en que las personas conectan sus pensamientos usando lenguaje.
Utilizar el metamodelo del lenguaje nos ayuda a hacer un filtro de eso que nos estamos diciendo constantemente, de nuestro diálogo interno, así como a desafiar eso que nos creemos y que nos está limitando.
Cuando te dices «lo mío no tiene salvación», te estás limitando a que no va a haber forma alguna de que puedas lograr lo que quieres porque la verdad es que no tienes salvación, y con eso te estás condenando a fracasar y a volver a cometer errores.
Si te preguntamos «¿qué es exactamente la palabra «salvación»?», ¿qué responderías?
Utilizar ese tipo de palabras como «salvación», «solución», «desastre»… en forma de nombre y apellido para nuestras cosas nos hace ponernos una etiqueta, una identificación con eso que definitivamente nos condena a que se cumpla de esa manera las cosas. ¿Por qué?
Porque ya nos hemos etiquetado y nos identificamos con eso como si no se pudiera mover o cambiar.
Distinto sería decir «me he equivocado, pero todavía puedo salvarlo» o «lo estoy solucionando».
En el metamodelo del lenguaje a esto le llamamos nominalización, y es cuando un verbo como «salvar» o «solucionar» lo cambiamos por un nombre o sustantivo como «solución» o «salvación». Al cambiarlo a un sustantivo, se convierte en una etiqueta inamovible que condiciona todo lo que hagas.
En resumen, a través del metamodelo del lenguaje podemos identificar la forma en la que pensamos a través de analizar la forma en la que hablamos, ya que nuestro lenguaje refleja nuestros pensamientos.
Ahora que sabes esto, te invitamos a que revises la forma en la que te hablas; es desde allí donde puedes empezar a hacer los cambios y así empezar a «salvar» y «solucionar» las cosas que necesites solucionar.